Así es. Vos también podés volar como Superman, y sin necesidad de drogas.
En el blog anterior, había publicado un artículo que había afanado de una revista española muy pedorra llamada Atlántida, de temas paranormales / místicos. Antes del blog había publicado ese mismo artículo en el foro Esotérico de psicofxp.com.
Como homenaje (?) al blog anterior, que desde el 22 de diciembre de 2004 hasta julio de 2007 tuvo más de 200 comentarios en ese artículo, con gente con ganas de levitar (?), vuelvo a publicarlo.
Levitación. Volar con la mente.
La levitación no es una cuestión que hay que tomarse a la ligera. Se trata de una práctica difícil para el profano pero que muchos ascetas e individuos con un potente psiquismo han llegado a dominar. Escapar de la gravedad no es imposible.
Los estados mentales
Antes de explicar en qué consiste exactamente la levitación, hemos de hablar de dónde procede exactamente. Los psicólogos distinguen tres estados mentales en el ser humano. El primero es el estado de vigilia, en el cual tanto el cuerpo como el cerebro están en permanente actividad.
El segundo es el llamado estado de reposo, en que cuerpo y cerebro están descansando.
Y el tercero es el estado de sueño, durante el cual el cuerpo descansa pero el cerebro se muestra activo y hasta productivo.
Además de estos tres estados, existe un cuarto, el estado de meditación. Este es un estado que no es inherente al ser humano, es decir, no se desarrolla sin práctica, como los otros tres.
Los expertos en terapias de meditación aseguran que hallar este estado puede reducir el estrés, la ansiedad, mejorar el rendimiento laboral y el coeficiente intelectual, entre otras cosas. En estados avanzados se pueden alcanzar estados de consciencia superiores a los normales del ser humano y, por ejemplo, llegar a poder levitar sólo con nuestra mente.
Se dice que a este cuarto estado se puede llegar a acceder de tres maneras distintas si se usan al mismo tiempo.
Vencer a la gravedad
Llegados a este punto, citaremos al famoso mago Doug Henning cuando afirmaba que la levitación es "consciencia pura estabilizada en actividad, resultado de la perfecta coordinación mente-cuerpo". En otras palabras, la elevación del cuerpo o de un objeto pesado desafiando la ley de la gravedad sin una fuerza física visible. Descartaríamos así el magnetismo, porque se trata de una fuerza que, aunque invisible a simple vista, es fácilmente mesurable científicamente.
La levitación se remonta muy atrás en el tiempo. Los primeros pueblos cristianos creían que se debía al demonio, que se había apoderado del cuerpo que flotaba, aunque fuera éste el de un santo.
En el libro Vida de San Francisco de Asís, de Tomás de Celano, ya se recogen casos curiosos, como el de un monje "sumido en total rigidez, con los pies tocándole la cabeza". Es cierto que en la antigüedad eran muy frecuentes los casos de histeria colectiva en los que la gente, mediante sugestión, veía cosas que no eran reales. Pero ello, sin embargo, no explica ciertos casos. En esta categoría entraría el de San José de Copertino, ocurrido en el siglo XVII. Este hombre, de limitada inteligencia, no fue aceptado como fraile en ninguna orden, y finalmente los franciscanos lo acogieron en categoría de hermano lego. Extremadamente religioso y piadoso en sus pensamientos y obras, José no hubiera nunca pasado a la historia si no fuera porque, durante la celebración de un oficio en el que se hallaba profudamente inmerso en la oración, empezó a flotar por encima de las cabezas de sus correligionarios, para pasmo de estos. José "voló" hasta el altar por encima de las velas y candelabros y detuvo su vuelo ante le altar de la capilla, donde quedó suspendido en el aire durante 15 minutos por lo menos. En otra ocasión en que mencionaron el nombre de la Virgen María, de la que José era ferviente devoto, el hombre flotó hasta las ramas de un olivo. Nadie le vio llegar hasta allí, por lo que tuvo que esperar largo tiempo hasta que alguien le pudo traer una escalera para bajar del árbol.
Si no estuviera tan documentada la historia, sería difícil de creer. Además, en los tiempos de la Inquisición, nadie habría dicho ni una palabra de lo que podía hacer José si no hubiera podido demostrarlo. El Papa Benedicto XIV, aún con todos los datos y testimonios, (entre ellos el de otro Papa, Urbano VIII) en su poder, declaró oficialmente que la historia de las levitaciones de José era falsa. La misma Inquisición se encargó de conseguir que la figura de José no se convirtiera en objeto de culto.
Levitaciones famosas
Sin duda uno de los casos más famosos fue el de Santa Teresa de Ávila, que también escondía sus habilidades para levitar. Incluso ella misma rezaba a Dios para no levitar nunca más. Aún así, se la veía levitar cuando rezaba fervorosamente. Según el testimonio de un obispo, la mujer tuvo en una ocasión que agarrarse a una verja para no levantarse del suelo durante el transcurso de la comunión en la iglesia.
En la tristemente famosa ciudad de Salem se dieron también casos de levitación. En El Juicio de los Demonios de Loudun se describen con todo lujo de detalles levitaciones de monjas endemoniadas. Varios habitantes declararon haber visto claramente como Margaret Rule, acusada de brujería, se elevaba sobre su cama "por obra de una fuerza invisible, alzándose a gran altura hacia el techo de la habitación".
Aunque no se encuentran muchas declaraciones de los protagonistas, de los individuos que levitan, tenemos la de San Felip Neri que data del siglo XVI. En el texto cuenta que era como si alguien se apoderase de él y fuera "elevado maravillosamente". La citada Teresa de Ávila también dejó escrito que "me sumía de un gran temor", puesto que la aterrorizaba que se hiciera público y hasta prohibió que se hablara de ello. También dejó dicho que "si no me resistía, había en ello una gran dulzura".
Aprender a volar
Como toda disciplina psíquica, la levitación no es fácil de conseguir. Al contrario, sólo está al alcance de unos pocos privilegiados que, como hemos visto, poseen características especiales.
Pero tampoco hará falta que nos desplacemos al Tíbet y aprendamos con los monjes budistas, grandes conocedores del mecanimsmo de la mente y el espíritu. Si poseemos ese don, somos los únicos que podemos llegar a desarrollarlo.
Con el ejercicio que aquí detallamos, aseguramos que nadie conseguirá levitar, pero servirá como primer paso de un camino largo y maravilloso que debemos saber si queremos emprender.
Como decíamos antes, para conseguir levitar debemos seguir tres pasos:
1) Temblar y respirar
2) Caminar sobre telarañas / Flotar
3) Dominar los cielos / Volar
Estos son los términos con que se refieren los expertos en meditación a los diversos estadios que una persona debe alcanzar para vencer a la gravedad. Consisten en lo siguiente:
1) Relajarse mediante la respiración. Adoptaremos la posición del loto y practicaremos el total aislamiento del mundo mediante el poder mental.
2) Si se llega a un estado avanzado en que sólo existimos dentro de nosotros mismos, en nuestra mente, podremos llegar a dominar su poder, obligando a nuestro cuerpo a empezar a despegarse de las leyes de la física.
3) Si finalmente dominamos mentalmente todo nuestro ser, material e inmaterial, quizá podremos también llegar a ese maravilloso estado que es la levitación.
Fuente: revista Atlántida, número 4
martes
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