jueves

La verdad que no sé qué título ponerle a esto, ya que en realidad no llego a ninguna conclusión coherente

Como todos los jueves fui al curso de historieta de Brito en Sótano Blanco, y me encontré con un alumno nuevo de Ecuador. Hasta ahí todo bien, hasta que me enteré que el muchacho viajó especialmente para cursar en Sótano Blanco, ya que en Ecuador no hay lugares que enseñen ilustración e historieta. Incluso va a estar en Argentina por tiempo indefinido, hasta que sienta que esté listo para volver. Cuando me contó esto, quedé perplejo. Su justificación es increíblemente simple y válida: Quiere vivir de la ilustración, y en su país no puede estudiar eso.

Esto me dejó pensando sobre hasta dónde uno se anima a llegar para lograr cumplir lo que uno quiere de su vida. Yo este año di un giro bastante pronunciado a como venía los años anteriores, pero me costó horrores llegar a este punto en el cual (casi) todo parece ir para el lado correcto. Y, como todo, no tengo idea de nada y realmente no sé para dónde voy.

Y más o menos sé lo que quiero. Conozco también otros casos. Conozco gente que en este momento no sabe lo que quiere de su vida. O sabe pero no se anima a dar el paso a cambiar. O sabe y se dirige derechito a lo que quiere.

Pero sacando el caso del que sabe lo que quiere y de a poco se dirige a eso, prácticamente nadie se anima a dar un cambio radical para cambiar las cosas que no quiere. Es muy loco, porque cuando las cosas no salen como se espera uno se muere por cambiar todo... pero no se anima a hacerlo.

Entonces realmente me sorprende la gente que toma una solución contundente para cambiar sus cosas. Como este pibe que se vino de Ecuador ni más ni menos que para estudiar ilustración.

FIN DEL COMUNICADO

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